Cómo armamos una empresa YC en menos de un año
El martes de la semana pasada fue el DemoDay de Y Combinator. En lo que duró la presentación, Fintoc tuvo la atención de literalmente miles de inversionistas que desde el otro lado de la pantalla, estaban atentos a no perderse el próximo Google.
Lo pienso bien y no me la creo. Hace un año no teníamos ni nombre.
Ahora con un poco más de calma, me animé a escribir de nuestro primer año y nuestra pasada por YC.
5 Billion
Con mi empresa anterior —un robot de arbitraje de criptomonedas— tuve la suerte de compartir oficina por más de 2 años con Buda.com y Fintual. Las dos son empresas fintech que han hecho las cosas muy bien.
Siempre me interesó el mundo computin + financiero lo que me llevó a más de una conversación de pasillo con los personajes que trabajaban ahí.
De a poco se empezaron a conectar dos ideas:
La primera es que noté que las empresas (especialmente las financieras) necesitaban una relación más digital con los bancos. Estas startups estaban obsesionadas con automatizar todo y el banco les hacía cuello de botella.
La segunda era que los bancos no iban a poder estar al ritmo de los nuevos trends tecnológicos. Son empresas muy grandes y tradicionales. Mala mezcla para estar el día.
Con mucha inocencia, incontables veces se me cruzó la idea de hacer un banco. Un banco full tecnológico que pueda responder a las demandas de estas empresas que cada vez agarraban más fuerza.
Madurando la idea un poco, se me fue haciendo claro que no era necesario hacer todo de nuevo. Lo que necesitaba era arreglarle el problema a estas empresas, no hacer un banco. Seguro que había otra manera.
Investigando, di con una empresa que se llamaba Plaid. Los tipos hacían la pega sucia de conectarse a todos los bancos de USA y luego re-vendían una conexión simple y fácil de usar para las empresas tecnológicas. La misma conexión para todos los bancos. Brillante. Después de una googleada rápida caché que en Chile no había nada parecido y en LATAM muy poco.
Me entusiasmó harto la idea. Encontraba que era un problema relevante, lo había tenido yo mismo y varias de las personas con las que trabajaba. Solo me quedaba la duda del tamaño del mercado.
Literalmente la misma semana apareció esta noticia.
5.3 billion. Me brillaron los ojos. La idea no era tan loca y VISA le había puesto un precio. Creo que fue el empujón final para lanzarme a hacer esto.
Mi única consideración es que tenía claro que no lo iba a hacer solo. Me faltaba un socio.
Harvard y Google
Hice una lista mental de candidatos. Los empecé a llamar uno a uno pero estaban todos con buenas pegas y de primera, la idea no les motivaba tanto como a mí.
Entre medio, estaba naciendo una incubadora de startups en Chile de la mano de Platanus. Bajo el nombre de Platanus Ventures -PV de ahora en adelante- querían facilitar la creación de startups en Chile. Había mucho talento detrás del programa y prometía ser un buen punto de partida para Fintoc.
Ya en enero 2020 estaban empezando a llegar postulaciones para los que serían su primeros incubados.
Me estaba aguantando a aplicar hasta no tener un socio. De hecho quería que mi futuro co-fundador hiciera la postulación. Yo conocía mucho a los Platanus y me sentía un poco incomodo postulando. No quería que se viera como el "amigo tratando de postular". El problema era que aún no tenía un socio.
El proceso de postulaciones empezó a avanzar más rápido de lo que pensé y sentía que me quedaba afuera.
Un amigo de Platanus un día me desbordó la ansiedad con este mensaje.
Hice la búsqueda correspondiente en LinkedIn de este tal Lukas Zorich y su perfil mostraba un ingeniero con un paso por Google y una investigación de Machine Learning aplicado a la astronomía en Harvard. Puta la wea. Se veía capo y con buenas posibilidades de quitarme el cupo si no me movía rápido.
Me topé en un pasillo de la oficina con Pedro Pineda, el CEO de Fintual. Le comenté entre risas mi calidad de soltero para mi nuevo proyecto y la anécdota de que un tal Lukas había llegado con la misma idea a la incubadora.
— Yo cacho a Lukas, hablamos cada cierto tiempo de emprendimiento. Te lo puedo presentar si quieres.
No perdía nada.
Ese mismo día Pedro armó nuestra cita. Lukas apareció en la oficina al final del día y nos sentamos en una mesa los tres a conversar. Las cosas simplemente fluyeron. Se hizo implícito que íbamos a ser socios. Lukas me comentó que feliz tomaba la parte técnica. Yo por mi lado sentía que ya había programando mucho en mi vida y quería tomar la parte comercial. Match perfecto.
Nos dimos la mano y caminé tranquilo a mi casa.
Lukas postuló la semana siguiente a Platanus Ventures y tal como lo habíamos planeado, quedamos. Yo me fui a Costa Rica tres semanas para cargar las pilas. La idea era trabajar como locos a la vuelta.
De 0 a 1
Mi vuelo fue el último en llegar a Santiago antes del cierre del aeropuerto por el Covid. Desarmé mis maletas y partimos planificando el mismo día lo que haríamos los siguientes 6 meses.
Mientras todas las empresas estaban viendo cómo cresta se organizaban para trabajar de manera remota, nosotros solo conocíamos esa manera. Estábamos ganando tiempo.
Con la ayuda de PV, hicimos un bosquejo de lo que sería nuestro MVP. Manos a la obra.
Entre abril y septiembre nos volvimos locos trabajando. Todo el tiempo despierto era escribir código o hablar con clientes. No había espacio para nada más.
No voy a entrar en tanto detalle de este período ya que Lukas lo resumió en este post. De todas maneras es justo decir que PV fue un catalizador muy importante en esos meses.
La aceleradora más importante del mundo
Que te invierta Y Combinator es como que el Barcelona te llame a probarte con el primer equipo. Es lo mejor que le puede pasar a una startup en etapa temprana.
Un día sin darle mucha vuelta nos animamos a escribir la postulación. El proceso ya es formativo. En un formulario directo al grano se nota que ponen todo el foco conocer a los fundadores. La idea obvio qué es importante, pero los tipos hacen la apuesta en las personas.
Postulan 16.000 empresas al año y quedan menos de 300. Para sobrevivir a una tasa de aceptación del 1.8%, había que destacar, así que nos esforzamos en que la postulación quedara la raja.
Dábamos vueltas las palabras, sacábamos una coma, la volvíamos a poner... iteración tras iteración. Fuimos obsesivos en que no sobrara ni faltara nada. En una pregunta me sorprendieron preguntando qué era lo más impresionante que había hecho en mi vida. Puse que a los 25 años había armado un robot de arbitraje que había transado mas de 150 millones de dólares. Sonaba bonito.
Cuando encontramos que estaba perfecto la mandamos y nos olvidamos. Ya estábamos felices con haber postulado, aprendimos mucho de Fintoc llenando ese formulario.
Un jueves ordinario, nos llegó el notición.
Nos estaban invitando a la entrevista final y teníamos una semana para prepararnos.
Sabíamos que esa entrevista era durísima. Habíamos leído del tema y muchos lo describían como una carnicería. Durante 10 minutos te bombardean con preguntas donde no puedes respirar entre una y otra.
Ese mismo día cambiamos el lenguaje de español a ingles. En Slack (el chat de la oficina) solo se podía hablar en ingles, en las reuniones lo mismo. Teníamos que optimizar todo en pos de aumentar las probabilidades de que la entrevista saliera bien. Incluso me salí temporalmente del grupo de curso de Whatsapp para no desconcentrarme y tener más tiempo.
En una semana hicimos como 7 ensayos con gente que había quedado en YC. Por alguna razón a los Alumni de YC les gusta ayudar y hacerse pasar por el entrevistador. En fin (Muchas gracias a la gente de Stripe, Grin, Fintual y Justo por la ayuda!).
Los primeros fueron un desastre, pero ya en las últimas nos sentíamos bien cómodos. Habíamos practicado hasta los gestos corporales.
El día D fue un miércoles. Acordamos con Lukas ir a la oficina ese día. La espera hasta la hora del juicio (17:20) se hizo interminable.
Mientras se acercaba la hora, hicimos todo lo posible para subirnos el ánimo: vimos videos del Nico Massu en Atenas, Chile vs Argentina en la Copa America incluso escenas del Señor de los Anillos. Se respiraba un ambiente de epicidad.
Lukas abrió una Redbull 30 minutos antes. Yo no me animé a tanto, mucha cafeína me pone ansioso. Lo seguí con un espresso.
5 minutos: El corazón latía, pupilas abiertas, el tiempo no avanzaba.
0 minutos.
Estaba pasando. Decidimos tomar un poco de riesgo y tirar toda la carne a la parrilla en la entrada. A los 45 segundos de conversación ya había resaltado la velocidad con la que habíamos ejecutado Fintoc, la tracción que teníamos y nuestra mirada del negocio.
Luego fue su turno con las preguntas. Ya habíamos estado ahí mil veces. Estábamos cómodos esquivando todas las balas.
El tono mejoraba en la medida que la conversación avanzaba. Vi a los partners (entrevistadores) sonriendo y asintiendo con algunas preguntas. Estaba funcionando.
A los 7 minutos los partners decidieron cortar la entrevista. Fue extraño pero no le dimos mucha vuelta. Cerré el computador y nos abrazamos con euforia. Lo habíamos dado todo. Era una mezcla de orgullo y tranquilidad.
Los tipos son rápidos para contestar. Te avisan el mismo día si quedaste. Para hacerlo más dramático aún, si quedas te llaman por teléfono, si no, te mandan un mail con el pésame.
A los 20 minutos llega un mail de YC. No podía ser bueno. Salté a hacer click para abrirlo. Nos estaban pidiendo la cartola bancaria de los últimos meses y los contratos con nuestros clientes.
De optimistas a desconcertados en 5 segundos.
— [Lukas] Qué raro wn, no nos habrán creído?
— [Yo] Parece que éramos too good to be true
— [Yo] Lo bueno es que les interesamos, si no, ni siquiera estarían perdiendo el tiempo en esto
Recopilamos la información en 30 minutos y lo mandamos sin pensar mucho. De vuelta a esperar.
En eso llegó Andrés de PV a apoyarnos a la oficina. Creo que estaba tan nervioso como nosotros. Pusimos mi celular al centro de la mesa y lo miramos por horas esperando que pasara algo. Cada cierto rato llegaba uno que otro mail de spam de Falabella o Homecenter que nos aceleraba la cuchara.
Nada. Empezó a caer la noche y la cuarentena nos obligó a irnos a nuestras casas.
En mi casa repetí el ritual. Mis manos sosteniendo mi cabeza mientras mantenía la mirada fija en el teléfono que estaba boca arriba.
Cerca de las 1 AM la pantalla de mi celular se iluminó con un número evidentemente no Chileno llamando.
— Hey I'm Dalton from Y Combinator, are you Cristoubal?
Apenas corté llamé a Lukas, al equipo y a Andrés. No lo podíamos creer. Eramos la empresa Chilena más joven en quedar en Y Combinator.